domingo, 31 de mayo de 2009

mentís


- Mentís.
- ¿Qué decís?
- Mentís, y vos de vos os reís, como yo me río de vos.
- No comprendo que decís.
- Será porque no querís, está claro vive Dios.
- Siempre fuisteis enigmático, y epigramático, y ático, y gramático, y simbólico. Y aunque os escucho flemático, sabed que a mí lo hiperbólico no me resulta simpático...
- Habladme claro, Marqués, que en esta cárcel sombría cualquier claridad de día consuelo y alivio es.

viernes, 22 de mayo de 2009

Era una amistad difícil, discusiones adornaban la rutina, hasta que un día, ¡por fin!, que irónico, se alejó de mí. Tras largos meses de silencio y una pésima, por no decir nula, relación, logré resolver el acertijo, en cierto modo claro, no pretendo resolver en tan poco tiempo un enigma de este calibre, no quiero convertirme en el descubridor del Código Da Vinci, ni mucho menos. Uno de los úlitmos recuerdos que me llevo suyos es aquella frase tan maja por su parte: "no te metas en mi vida". ¡Qué ilusa! Como si alguna vez hubiese salido de ella... Pero no solo fue así de amable siempre conmigo, también me hizo aprender cosas en la vida, tales como no pedir peras a los olmos, no comprendió que yo no quería peras, si no al olmo. Reconozco que en mas de una ocasión pensé en ser yo la que diera ese paso, ya que era claramente necesario, pero se necesitaba un coraje y una sangre fría que por lo visto yo no tenía, ni supongo tengo a día de hoy. Las palabras se encienden en un momento y es fácil decir un: pírate, pero la conciencia es mi mayor enemiga, con el tiempo me castiga, y no quiero vivir amargada el resto de mis días. ¡Anda, si esto último hasta rima! Asique en cierta manera me hizo un favor llevándose ella el peso, pero emite señales de que esos no son sus deseos, lo cual me da rabia. Dejar caer al suelo un vaso que aún contiene agua, como si sobrase en este mundo...


El dolor es inevitable, el sufrimiento opcional.

domingo, 17 de mayo de 2009

Porque sueño, yo no estoy, porque sueño, sueño...
Porque me abandono por las noches a mis sueños,
antes de que me deje el día.
Porque no amo, porque me asusta amar.



Ya no sueño, ya no sueño...

miércoles, 6 de mayo de 2009

Superjonkie

Es como una droga, como el tabaco. Sabes que no te conviene, que a la larga tiene consecuencias, y no precisamente buenas, pero no puedes dejarlo y sigues contaminándote. Crees que algun día conseguirás parar, pero no es así. Una mañana te despiertas con dolores, acudes al médico, te dice que tienes totalmente negros los pulmones. No encuentras soluciones, no hay cura. Ni el mejor doctor podrá salvarte de este abismo. Es entonces cuando comprendes porque las drogas están prohibidas. A diferencia de al resto de fumadores, a mí no me robó dinero y me amarillentó los dientes; me robó el poco amor que tenia, tiñó mis días de gris, y no me vació la cartera, si no el corazón. Lo reconozco, me volví una jonkie. Completamente dependiente de su mirada, de su voz...

domingo, 3 de mayo de 2009

La tortuga logró dejar a un lado su caparazón

Esperaba cada vez con menos paciencia la escapada de una palabra de su boca, conjuntos de letras que no salían por mas que lo intentaba. Se limitaba a emitir sonidos incomprensibles, y repetía constantemente, tras largos segundos de silencio, "no sé." Noté que uno de sus ojos comenzaba a brillar, y mas tarde, cuando vi una lágrima caer de su ojo derecho, derramándose por la mejilla lentamente, como una gota de lluvia resbala por el cristal de la ventana, logré entender sus silencios y sus dudas. Lo que sus labios no me decían, lo expresaron con precisión sus ojos. Apagué la música, encendí mi alma.
Fue entonces cuando sentí grandes ganas de cogerla entre mis brazos y abrazarla con todo mi corazón. Pero no pude, algo llamado Timidez y Vergüenza no me dejaron hacerlo.
Nunca antes había sentido aquel impulso, mi cuerpo no expresa jamás mis sentimientos, sin embargo en ese instante, por primera vez, lo hizo.
Así comprendí que las paredes en algún momento pueden derribarse, que los muros que te alejan de las personas, y del afecto, algún día pueden desaparecer. Y que es agradable quitarte la coraza, el caparazón, y dejar que el alma sienta el aire, el viento, y el momento.

De este modo, la tortuga se quitó un peso que le llevaba machacando la espalda desde el día en que llegó al mundo.