sábado, 26 de septiembre de 2009
La mujer de las no sé cuantas primaveras
En un debate de brazos, piernas y pies logré encontrar una figura de interés. Una mujer elegante, de cabello castaño y liso, vestía unos zapatos de tacón, una mujer cuyo aspecto destacaba con enorme diferencia del resto de personas que formaban aquella muchedumbre mediocre, ya no solo porque llevaban unos calzados complicadamente simples pero cómodos (conforme pasan los años las prioridades cambian), sino también por esa imagen tan cuidada que no lograba revelar su edad, ya no con exactitud, sino simplemente orientar en el tiempo su nacimiento resultaba algo complejo, yo la echaba menos de los años que tenía, y ella intentaba aparentar mas. Cerré los ojos, y, al volver a abrirlos, me costó encontrarla, se ocultaba tras una columna, se apoyaba sobre ésta. Volví a cerrarlos, era a primera hora y el cansancio podía con mis pupilas, desapareció, esta vez no había pilar que la ocultara, simplemente no la volví a ver.
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