domingo, 15 de diciembre de 2013

La droga como fuente de economía

Desde los tiempos de grandes pensadores como Aristóteles, hasta llegar a Baudelaire, por ejemplo, el uso de drogas a modo de inspiración, a modo de otra forma de sentir, ha sido corriente.
Sin embargo, los intereses políticos insisten en frenar este consumo en la actualidad, no tanto por razones de sanidad pública, sino por otro tipo de intereses.
El mayor peligro del consumo no es el temor a dañar nuestro organismo, sino ser tachados de enfermos o delincuentes por esta sociedad que sigue, de forma hipócrita, un modelo de abstinencia obligatoria. Y es que nadie consume, pero este mercado invisible mueve unos 500 mil millones de dólares al año.
Creo que, siguiendo a Holanda, los poderes políticos deben de trabajar con los consumidores, no contra ellos. Reduciendo así los riesgos, ya que quizás sea el hecho de prohibir las drogas lo que las convierte en atractivas, quizás sea el hecho de marginar a los consumidores lo que les hace casi imposible salir de ese mundo.
Así mismo, siguiendo el objetivo del fenómeno Flower Power, los jóvenes se adentran en el consumo de sustancias por rebeldía, como forma de distanciarse, de protestar, de diferenciarse del resto, del sistema. Y sin embargo terminan volviéndose dependientes de la droga.
Aunque cambien los tiempos, ciertas cosas no cambian, como son los intereses económicos por encima de cualquier otro interés como podría ser el ser humano.

Presumimos de libertad en este siglo XXI, pero seguimos teniendo la mirada llena de prejuicios que el Estado propicia siguiendo sus propios intereses. 

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