Todavía no me he presentado.
Me llamo Silvia, Sil para los amigos. Pero tambíen tengo otros cientos de nombres, asique no tiene demasiada importancia como me llames.
Me considero una joven, no una mujer como otras personas a mi misma edad. Me sigue gustando jugar a la pelota, al escondite, o a cualquier tipo de juego que sea catalogado de infantil. Otra cosa es que los practique o no. Bien, como iba diciendo, me considero una persona peculiar, no rara, si no especial. Jamás nadie me entiende, ni jamás nadie lo hará, pero no me preocupa mientras yo entienda el que no me entiendan. Mis intereses en la vida son jugar a la consola, salir con mis allegados, escribir poesía, escribir canciones para la mayoría de las veces más tarde romperlas en mil pedazos, leer libros que me hagan ejercitar la mente, hacer deporte, escuchar música, pensar, me encanta pensar ,dormir, porque, por una vez, cedo libertad a la mente para pensar lo que quiera sin yo controlarla, construir chismes, hacer limpieza de mis cosas, etc, etc.
Soy una persona poco sociable, tímida hasta que cojo confianza... hay personas con las que jamás logro cogerla, con mucho sentido del humor, gesticulo mucho, con un movimiento de ceja soy capaz de ahorrarme tres frases,y no se... nunca se me ha dado bien esto de definirme. Analizo siempre a las personas, no para juzgarlas, si no porque siento curiosidad hacia todo, y necesito conocer todo lo que esté a mi alcance.
Soy como un huevo, dura por fuera; frágil por dentro. Pero mi fragilidad sale poco a la luz, y pocos la conocen.
Valoro mucho todo... cualquier actitud, palabra, o acontecimiento lo tengo en cuenta. Tanto para bien, como para mal. Por tanto, soy muy reencorosa.
Quiero a poca gente, pero por mi limitado saco de seres queridos recorrería el mundo, daría mi vida, y en resumen; daría todo.
Cuando conozco a alguien, en el mismo instante voy a saber si nuestra amistad tiene futuro o no. Si merece la pena comenzarla o no. Pero a veces, aún sabiendo que no vamos a terminar bien, juego. Juego aún sabiendo que perderé la partida. Pero ya que dicen que de las caídas se aprende, no temo caer.
Soy una suicida.
Me gusta ayudar a la gente. No me considero digna de dar lecciones, tampoco de recibirlas. Me gusta recibir cariño, aunque no en exceso. Y soy incapaz de repartirlo...
Pero bueno, creo que con el tiempo voy transformándome, y voy abandonando mi pasada vida como piedra para convertirme en una dulce gelatina.
Y cómo no, por último, decir que amo reflexionar.
¿Te apuntas a reflexionar un rato conmigo?
Si la respuesta es afirmativa; sigue leyendo entradas pasadas, y futuras.
Sed felices.
Joder sólo lo necesario a los demás.
Y no os preocupéis demasiado por la vida, que para eso estoy yo jajaja.
No, que la vida es corta, demasiado corta como para preocuparse por tonterías.
Llorad sólo cuando ese alguien merezca vuestras lágrimas y vosotros os hayáis portado mal.
Y cuando caiga la segunda lágrima pensad: ¿Para qué lloro si no consigo nada así? Calenturientaros las mentes para hallar solución... Y si no sois vosotros los culpables de la situación; cero preocupaciones.
Que os vaya bonito.