Los amigos.

Sinceramente no creo en la amistad... considero que los amigos son algo pasajero, inestables, y en continuo movimiento. Unos vienen, otros se van, y otros perduran.
No soy nadie para generalizarlo... simplemente es mi opinión.
Creo que la vida es larga, demasiado larga como para disfrutarla siempre en la misma compañía. Diariamente nos cruzamos con centenares de personas que tal vez en un futuro lleguen a formar parte de nuestras vidas, o tal vez sean simplemente como esa gaviota que se posa frente a ti unos minutos, y echa a volar, para nunca mas volver a cruzarte. Nos movemos por el interés. Y, la mayoría, somos conscientes de que nada es para siempre. Asique disfrutamos cuanto podemos de nuestras compañías, e intentamos no soltar una lágrima cuando se van. ¿Cuántas personas te han dicho "te quiero" esta semana? ¿Tal vez 7 u 8? Ahora está muy de moda eso de que todos nos amamos... pero en cuanto podemos, nos la clavamos por la espalda. Si... la amistad es algo precioso. :D (fragancia irónica)
Me parece bien que nos queramos, nos creamos hermanos todos, y nos lo digamos a diario, pero unicamente cuando se siente.
Nadie obliga a nadie a expresar sentimientos. Y si alguien lo hiciese, sería repelente, y yo creo que más que repelente, triste. Porque significaría que no tiene el suficiente amor que necesita y lo pide a gritos. Será por eso que reflejan sentimientos falsos tan a menudo... porque necesitan oírlo, necesitan que se lo digas. Y si ellos te lo ponen, tú se lo pondrás, por no quedar mal.
Por experiencia propia, esas personas que te dicen mil veces te quiero, no lo sienten.
Y me molesta enormemente... encienden una llama, innecesariamente, para apagarla.


Pero tú, amiga mía, rompes esta redacción.
Porque no me criticas a mis espaldas. No me expresas tus sentimientos a menudo, pues no los necesito oir, los se de sobra... Me escuchas cuando lo necesito, me haces reír, nos pinchamos cual niñas de tres años y, en definitiva, me enseñas lo que es la vida en compañía. El fuego no lo enciendes en vano... pues me da calor cuando lo necesito. Y la llama no la apagamos nunca.
Cierto es que no se cuanto durará, pero dure lo que dure, aún si la vela se consume mañana, Dios no lo quiera, habrá merecido la pena.
Sólo por cada risa que de mi boca ha salido, y que nunca olvidaré.
Y por cada sentimiento que te enseñé, y que nunca borraré.