Pasé de echarte de mas a echarte de menos, y esque como bien dicen, uno mismo no valora lo que tiene hasta que deja de tenerlo. Cuando la noche se da cuenta de que el Sol se ha ido es cuando la Luna sale en su búsqueda, cuando en verano el calor nos quema nos quejamos, pero cuando llega el invierno le añoramos y deseamos que suba la temperatura, o cuando inquietos vendemos nuestra alma al diablo por que pase el tiempo de forma veloz pero sin embargo, cuando ya es pasado, deseamos volver atrás. Somos inconformistas, irracionales, carecemos de sentido y sensatez, y ya como sumún tenemos un humor que no nos cabe en el cuerpo y nos autodeterminamos como el ser superior de la naturaleza... ¿Cuándo has visto a un lobo correr tras una oveja cuando esta ya no es divisible en el horizonte? Sin embargo he visto a hombres en esquinas llorando por no haber corrido tras su amor cuando lo tenían delante. ¡Pero oye, siempre hemos sido así y no nos hemos extinguido! ¡Qué paradoja!
"El hombre es por natura la bestia paradójica..."
martes, 28 de julio de 2009
Recuerdo que una vez, enseñándole textos y poemas a mi abuela, me preguntó que si los compartía con alguien o solo los escribía para mí. Le contesté que mi intención no era gustar, era escribir para mí misma, sin necesidad de enseñarlos, es mas, eran mis sentimientos, algo íntimo inpropio de lucir. Se ofendió, díjome que escribir un buen texto y no enseñarlo es absurdo, y que novelar para que nadie te lea es un hecho descabellado. En un principio ignoré su consejo o mandato, según se vea, pero esa misma noche le di vueltas. Me llevó a pensar que este mismo propósito trasladado al mundo de los sentimientos era aún mas irracional. A veces siento inclinaciones sensibles por personas cercanas, y sin embargo no las extraigo de mi ser, las guardo en un cofre bajo llave para que nadie los vea. Y es entonces cuando me pregunto, ¿qué diferencia hay para el susodicho humano que es objeto de mi cariño el ser querido por mí o no? Para empezar creerá que no es así, cuando te sientes querido por alguien, y ese sentimiento es recíproco se crea un vínculo fuerte que ata con solidez la relación, al dejar escapar esta posibilidad, en cierto modo dejas volar la relación sin importancia, a la deriva. Una lástima si en verdad le/a quieres. Por eso reflexioné y di sentido a las palabras de mi abuela, que ciertamente nunca carecieron de ello. Ahora cuando escribo un texto dedicado a alguien, si tengo oportunidad, se lo muestro. Quizás los mas personales sigan ahí, en el cajón, pero no se puede pedir tanto. Y en cuanto a declarar mi afecto, lo tengo en cuenta, pero tampoco es que me agrade la idea de volverme transparente al mundo, es demasiado osado, prefiero mantener una cortina separadora. El caso es que cuando enseñas escritos hechos con sentimiento al dueño de estos, te quitas un peso de encima. Al parecer es cierto el dicho de que "más sabe el Diablo por viejo, que por Diablo".
domingo, 26 de julio de 2009
El mayor conocimiento que he obtenido en esta vida no me lo dieron en la guardería, ni en el colegio, ni en el instituto, me lo dio un maestro severo, era raudo y veloz, un ser cambiante, costaba entenderle, aunque al fin conseguí hacerlo, solo en el lapso de decir su nombre ya no era el mismo. Pero era tan maduro e inteligente que te hacía darte cuenta con los meses, o incluso con los años, de tus fallos, intentaba que todo el mundo aprendiera de sus propios errores para no repetirlos, aunque esto ya no siempre lo conseguía. La mayoría de sus alumnos le reprochava la forma de actuar, que si no explicaba bien, que si pasaba de lección de forma tan rápida que algunos abandonaban su asignatura o caían en depresión, pero nada, no conseguían nada con estas quejas. Él seguía igual de tenaz. A mi mas de una vez me castigó, y confieso que lloré. En esos momentos pensé en lo insensible que era, se cargaba todo lo bonito, machacaba las conciencias, mataba los sentimientos... Hasta que un día me di cuenta de que lo que él reivindicaba era la lucha por la verdad, pasaba de cinismos e ilusiones, de increíbles actitudes descaradas y de estupideces. Daba igual sufrir, era mejor que vivir de un engaño, de un cúmulo de calumnias en este teatro, que observamos con atención algunos, de la existencia. Fue en ese momento cuando me alié a él en su batalla por la autenticidad, por la franqueza y la veracidad.
Ahora vivo para él. Carezco de confianza en todo, menos en lo que él me cuenta. A veces nos enfadamos, pero siempre está ahí, en el total de los momentos.
Es mi compañero de guerra, mas que un amigo, y le llaman "el Tiempo".
Ahora vivo para él. Carezco de confianza en todo, menos en lo que él me cuenta. A veces nos enfadamos, pero siempre está ahí, en el total de los momentos.
Es mi compañero de guerra, mas que un amigo, y le llaman "el Tiempo".
lunes, 20 de julio de 2009
quiero comerme el mundo
- Silvia, ¿quiere beber algo?
- Quiero beberme la vida, y despertar mañana sin resaca ni mareos
- ¿Y para picar?
- Para picar... mmm... para picar quiero minipastelitos de ilusión, que oí decir a una pareja hace unos días que estaban muy ricos
- ¿Qué deseará como primer plato?
- Sin duda alguna, el mejor plato que sabe preparar la cocina de este restaurante, un gran plato de alegría, y que tenga cuidado el cocinero no vaya a dejarlo demasiado tiempo al horno, que para tomarlo quemado me voy a un establecimiento mediocre, sin apenas aire acondicionado, como el Mc Donald's
- De acuerdo, ¿de segundo?
- Una cazuela de felicidad, y me la trae directamente a la mesa para que yo la vea, que quizás por el camino vaya perdiendo al enfriarse calidad...
- No se preocupe, así se hará. ¿Algún postre tomará?
- No, gracias, creo que con todo lo anterior mi hambre estará saciada. Sin embargo quisiera pedirle algo
- Dígame
- ¿Tienen hojas de reclamación por si acaso no me traen lo que he pedido?
- Quiero beberme la vida, y despertar mañana sin resaca ni mareos
- ¿Y para picar?
- Para picar... mmm... para picar quiero minipastelitos de ilusión, que oí decir a una pareja hace unos días que estaban muy ricos
- ¿Qué deseará como primer plato?
- Sin duda alguna, el mejor plato que sabe preparar la cocina de este restaurante, un gran plato de alegría, y que tenga cuidado el cocinero no vaya a dejarlo demasiado tiempo al horno, que para tomarlo quemado me voy a un establecimiento mediocre, sin apenas aire acondicionado, como el Mc Donald's
- De acuerdo, ¿de segundo?
- Una cazuela de felicidad, y me la trae directamente a la mesa para que yo la vea, que quizás por el camino vaya perdiendo al enfriarse calidad...
- No se preocupe, así se hará. ¿Algún postre tomará?
- No, gracias, creo que con todo lo anterior mi hambre estará saciada. Sin embargo quisiera pedirle algo
- Dígame
- ¿Tienen hojas de reclamación por si acaso no me traen lo que he pedido?
jueves, 16 de julio de 2009
De repente comprendí la fugacidad de la vida, lo efímeras que llegan a ser las cosas... No se pueden cerrar los ojos ni un minuto, si no cuando los abres aquello que observabas con detenimiento ya se ha ido. Pero vivir con los ojos abiertos siempre termina agotando, y hace que incluso dejes de valorar la vista. Todo pasa y nada queda, como decía creo recordar Antonio Machado. Es el ciclo de la vida. Simplemente hay que disfrutar de cada minuto, porque no se volverá a repetir. Quizá con la última persona que hayas hablado hoy no vuelvas a hacerlo nunca. Quizá toda tu vida gire por completo en un momento. Quizá tu corazón se rompa y nunca mas sonrías de verdad. Hay que estar preparado para lo que venga, pues si no nos hemos erradicado tras convivir con Hitler, podemos con todo. Tus jornadas están contadas, disfrútalas antes de que sea tarde.
Comenzar un día es como tirar un dado, puede salirte desde un 1, a un 6. Pero si de algo me han servido mis clases de matemáticas es para comprender que jamás puede repetirse el mismo número incesablemente. No existe ni la buena, ni la mala suerte. Si un día sacas un 1, duérmete, y espera a la mañana siguiente para volver a lanzarlo.
No creo en la suerte, ni en Dios, ni en Buda, ni siquiera en mí misma. No creo en nada. Pero sin embargo los pensamientos son incesables. Y no dejo nunca de descreer en algo que ni tan siquiera sabía que se podía creer.
Por hoy ya he descargado suficientemente la mente.
Comenzar un día es como tirar un dado, puede salirte desde un 1, a un 6. Pero si de algo me han servido mis clases de matemáticas es para comprender que jamás puede repetirse el mismo número incesablemente. No existe ni la buena, ni la mala suerte. Si un día sacas un 1, duérmete, y espera a la mañana siguiente para volver a lanzarlo.
No creo en la suerte, ni en Dios, ni en Buda, ni siquiera en mí misma. No creo en nada. Pero sin embargo los pensamientos son incesables. Y no dejo nunca de descreer en algo que ni tan siquiera sabía que se podía creer.
Por hoy ya he descargado suficientemente la mente.
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