lunes, 29 de septiembre de 2008

Dicen los sabios que temer a la muerte es no vivir. De acuerdo que limita nuestra existencia, y muchas veces incluso condiciona nuestra vida, pero ¿cómo no vamos a temer a algo tan oscuro y desconocido como es el morir? Quizá sea hasta mejor que esto, pero mientras no se tenga la certeza, prefiero vivir. Además, si tenemos en cuenta que los misterios nunca suelen ser agradables, y jamás nadie ha sabido explicar que viene después... Es algo sospechoso. Puede que sea demasiado complejo como para que en el estado en el que nos encontramos lo logremos comprender. Por ello dejamos de ser visibles un buen día y emprendemos un viaje hacia algún lugar con paradero desconocido para el ser humano. Y ahora viene la cuestión, si lo que importa es ser un ser vivo, ¿nuestro destino será el mismo que el de las rosas que se me marchitaron esta semana? A fin de cuentas, sólo son vidas.
Todo son especulaciones que no llevan a nada... Pero una cosa puedo practicamente asegurar, aún sin ser científica y teniendo un coeficiente intelectual mediocre, y es que venga lo que venga, será mucho más independiente que lo que estamos experimentando nosotros diariamente en nuestra estricta, o no tan estricta, monotonía o rutina. Asique aprovechemos esta vida para no ser antisociales (como yo jajaja) y disfrutar de las relaciones humanas deteniéndonos a conocer al máximo a cada persona. Con ello no me refiero en el sentido sexual, si no en el espíritu aventurero abierto a conocer vidas, sin necesidad de abrir las piernas xD, y aprendamos de cada uno de los relatos.


A todos nos espera la muerte, no hay excepciones...



sábado, 6 de septiembre de 2008




La iglesia crece dentro de su hipocresía.

Padre nuestro, de todos nosotros, de los pobres, de los sin techo, de los marginados y de los desprotegidos, de los desheredados y de los dueños de la miseria, de los que te siguen y de los que en ti, ya no creemos. Baja de los cielos, pues aquí esta el infierno, Baja de tu trono pues aqui hay guerras, hambre, injusticias. No hace falta que seas uno y trino, Con uno solo que tenga ganas de ayudar, nos bastaria. ¿Cual es tu reino? ¿El vaticano? ¿la banca? ¿la alta politica? Nuestro reino es Nigeria, Etiopia, Colombia, Hiroshima. El pan nuestro de cada día son las violaciones, la violencia del género, la pederastia, las dictaduras, el cambio climático. En la tentación caigo a diario, No hay mañana en la que no este tentado de crear a un Dios humilde, justo. Un dios que este en la Tierra, en los valles, los ríos, un Dios que viva en la lluvia, que viaje a traves del viento y acaricia nuestra alma. Un Dios de los tristes, de los homosexuales. Un Dios mas humano.... Un Dios que no castigue, que enseñe. Un Dios que no amenaze, que proteja. Que si me caigo, me levante. Que si me pierdo, me tienda su mano. Un Dios que si yerro, no me culpe. Y que si dudo, me entienda. Pues para eso me doto de inteligencia, para dudar de todo. Padre nuestro, de todos nosotros, ¿porque nos has olvidado? Padre nuestro, ciego, sordo y desocupado, ¿porque nos has abandonado?


¿Dónde está tu Dios cuando el hambre arrasa naciones enteras?
¿Dónde está tu Dios cuando hay guerra?
Quizá tu Dios sólo viva en ti... quizá seas .
Piénsalo...

sueños...

Cae la noche. Los rayos de Sol parecen sumergirse entre las nubes y desaparecen. La luz se rompe y apaga el día. El azul sufre una metamorfosis dejando negro el horizonte. Se abre un nuevo telón recubierto de estrellas. Cada una de ellas desprende un suave aroma que al unirse, se convierten en canción de melancolía para unos, y de dulce locura para otros. También desprenden un viento labrado con palabras, lugares, escenas, personas... que hacen volar la imaginación de hasta la más sólida mente. Y es entonces cuando un nuevo mundo envuelve nuestra vida. Nos hace sentirnos en el paraíso, o en el más cálido infierno. Nos hace perder la noción de realidad o ficción. Nos hace sentirnos genial, o incluso sudar. En el mundo de los sueños no existen leyes ni jueces. No hay impuestos ni salarios. Y sin embargo, a todos nos resulta grato menester el echarnos a dormir tras una dura jornada. ¿Será entonces la vida un sueño, y los sueños vida?