lunes, 1 de marzo de 2010

Aquel mirlo blanco

Dicen que los ángeles no existen, pero yo se que si, estuve ante uno durante mas de quince años. Como todo en esta vida, me costó darme cuenta, el conocimiento verdadero lleva su tiempo. Pero en cuanto lo supe, no me separé ni un solo instante. Incluso en la lejanía me sentía a su lado. Me hizo mas grande, mas fuerte, mas inteligente, mas sentimental, mas dulce, mas amable, mas... mas yo. A veces siento que quizá no supe corresponder a todo lo que me dio. Sin embargo, si así es, tengo la certeza de haberme entregado como nunca lo he hecho, de haberme entregado íntegramente, aunque no cumpliera sus expectativas, cosa que nunca sabré, imagino.

Se fue, no quiso dejarme, resistió aún sintiendo un profundo dolor. Pero hubo que dejar escapar su alma para no dañar mas sus débiles entrañas.

No entiendo como un ente así pudo pertenecer a este mundo. Demasiado inmenso para estar aquí, para convivir con la superficialidad y la estupidez que nos engloba.

Algún día nos reencontraremos, al menos puedo jurar que iré en su búsqueda.

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