sábado, 6 de marzo de 2010

buscando calma

He perdido mi combustible, mi dicha,
la fuente expansiva de mis cinco sentidos.
Mi hogar no es más que un conjunto de paredes que tan siquiera saben protegerme del frío.
Volver a casa implica volver a un vacío, a un vacío cosido por el sonido de su movimiento al andar, de su respiración, de su boca...
Y es que conforme avanzo encuentro pistas de que una vez existió. Qué digo, existió miles de veces, fue millones de momentos y ocasiones que el tiempo quiso borrar en un segundo, en el segundo en el que su hocico no emitió ese aire que te sujeta a la vida.
Mientras la oiga sin oírla, pueda visualizarla sin verla,
y la tenga sin tenerla, será.
Será todo aquello que siempre fue, permanecerá inalterable, al menos en mí.
Será inmortal mientras yo viva, mientras su ausencia impregne mi cuerpo y mi mente, y esta sustancia sea retenida por mis entrañas, por mi alma.



- ¿No decías que era inmortal?
- Y así es, ahora vive dentro de mí

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