sábado, 27 de marzo de 2010
morderte es comerme el mundo.
Te vas perdiendo en mis entrañas, disolviendo con mi sangre que bombea este corazón que se abraza a tu vida, que se estrecha allegándose a cada segundo de tu existencia.
Te vas perdiendo en mi pensamiento, fundiendo con ideas previas, presentes y a veces, futuras.
Incluso tu viento logra avivar una llama de anhelo, de ensueño, que apaga la razón.
Me pierdo en las quimeras que se esconden bajo las piedras del camino,
y te descubro, anulando cualquier utopía creada.
Morderte es comerme el mundo...
Quisiera atravesarte como el acero, para dejar restos de ti en mí,
con acero inoxidable, como este sentimiento que solo sabe subir.
Hacer alpinismo sin arnés por tu figura con mis manos.
Escribirte versos complicados que salen sencillos
si aparece una flor como tú.
Estar contigo es sentirme
parte del mundo,
salir de este cuerpo,
expandirme.
Usar de refugio, de cobijo, tu interior.
Sólo quiero quererte más aún.
[...Y volar de tu mano a un lugar alejado
de este ruido podrido
brotado del espanto
que gobierna el mundo. ]
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