lunes, 27 de septiembre de 2010

coNrazón

Algunos sueños logran dar respuesta a enigmas tan cruciales como los que cuece el corazón. Algunos nos engañan, nos hacen deformar la realidad, disfrazándola a su antojo...

Los hay que no se olvidan nunca. Y los hay que nunca se recuerdan.

También existen réplicas exactas de la vigilia que cuesta mucho diferenciar. Pero los que con diferencia más me gustan a mí son aquellos sueños que hemos dedicado tantas veces a soñar con conciencia, es decir, despiertos. Aquellos sueños que ya fueron soñados. En ocasiones se repiten, yo he llegado a crear una memoria en ese mundo.

Y las pesadillas...

Tan sólo son el gusano que todos llevamos en alguna ocasión dentro y que nos come la paz, señal de que algo va mal... Señal de que quizá en ese momento no merezcamos calma.

Lo importante es que todos y cada uno de ellos tienen repercusiones en nuestro día. Lo creamos o no, nos condicionan. Los sueños son el premio o el castigo que nos brinda el lado oculto de la vida. Pero en cambio allí todo lo oscuro tiene un brillo de luz.

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