He tenido que desmontar todos mis recuerdos,
limpiar la belleza nostálgica
que se impregna en las ventanas
que dan al olvido.
Perder la ternura y el amor
que tiñeron aquellos cuadros que pintamos
y hoy subasto.
Transformar lo dulce en amargo
(difícil no atragantarse con tanto agrio).
Perderte fue perderme yo detrás...
Fue una cruz clavada en el alma.
Pero como Jesucristo,
yo también resucito.
jueves, 6 de diciembre de 2012
sábado, 1 de diciembre de 2012
"Me hundí en tu noche y el placer fue infinito"
Huía de
aquello que se metió en mi cama
y con ojos de
amor me miró,
devolviéndole
yo la mirada...
Entonces me susurró al oído: 'je t'aime'
Y yo, torpemente, respondí: 'moi non plus'
Pero a la noche siguiente volvió.
lunes, 29 de octubre de 2012
Huyo,
corro, nado, subo, bajo, me diluyo, me descompongo y me compongo,
cojo
autobuses, coches, bicis, motos...
Subo
a aviones, me voy a países lejanos,
voy
a las Américas,
me
pierdo por Asia,
me
corto el pelo,
dejo
mis zapatillas,
cambio
de mirada, me quito las gafas,
borro
toda la música,
empiezo
de cero,
me
mudo,
hablo
en otro idioma,
me
vuelvo fría,
muy
fría,
no
toco,
no
siento,
no
vivo,
pero
no te olvido.
domingo, 28 de octubre de 2012
El casi olvido
Tenerte
era perderte.
Mientras
ungías tus manos con las mías susurrando un tembloroso adiós,
la
carne de mi cuerpo se fundía como una vela en ebullición, y era mi
corazón.
Sentí
como mi memoria se desvanecía, los recuerdos te miraban incrédulos,
el
mañana con sonrisa triste tras una puerta que no quise abrir.
Como
regalo de despedida me vertí en ti, quedando vacía.
Tuve
que arrastrar mi cuerpo hueco y sin embargo tan pesado.
El
tiempo se detuvo, quien me dio la vida me la estaba arrancando.
Las
manecillas del reloj tardaron años en volver a andar.
Era
oscuridad cuando nos despedimos.
La
única luz de aquel lugar fue el brillo de mis ojos, entre lágrimas,
que
al final salpicaron también tus mejillas.
Tú
te fuiste. Luego yo.
Qué
raro.
Mucho
antes de empezar a perderte, antes incluso de que me tuvieras,
tú
viniste, y fui yo quien marchó.
Con
ese giro de 180 grados fue normal que al terminar de girar
no
supiese ya ni dónde estaba, ni quién era.
Fue
normal enfermar,
la
fiebre
y
el infierno.
miércoles, 10 de octubre de 2012
miércoles, 3 de octubre de 2012
Ojalá te tuviese delante para
contemplar tu semblante,
para mirar tu mirada perdida,
para sonreír viendo tu sonrisa,
para mirarte aún mas cuando no me
miras.
Ojalá con abrir mi mano pudiese sentir
la tuya,
ojalá no tuviese que tirar de
recuerdos para recordarte.
Ojalá estuvieses a mi lado no solo en
pensamiento.
Ojalá no tener que pensar, por estar a
tu lado.
Ojalá estos ojalás se esfumasen por
no tener sentido.
Ojalá termines de dar sentido a mis
ojalás.
O j a l á.... A l o m e j o r.
lunes, 1 de octubre de 2012
miércoles, 26 de septiembre de 2012
El día que me desconozcas
El día que me desconozcas será noche. La noche eterna.
El sol habrá eclipsado tus pupilas y reinará la oscuridad.
Dejarás de apreciar el color de las amapolas,
el olor a Chanel
y el placer del chocolate.
Tus uñas no serán purpura,
tu belleza, se perderá.
Quizás tampoco existan ya las hojas de los libros que albergas en estanterías
y escondes en otros tantos lugares.
No existirán fronteras emocionales entre Francia y España.
Te dará igual donde estés, dejarás de ser.
El día que me desconozcas, yo también me desconoceré.
Una parte de mí se irá con tu olvido.
Pero intentaré agarrarte fuerte,
para que no te arrastre consigo...
El sol habrá eclipsado tus pupilas y reinará la oscuridad.
Dejarás de apreciar el color de las amapolas,
el olor a Chanel
y el placer del chocolate.
Tus uñas no serán purpura,
tu belleza, se perderá.
Quizás tampoco existan ya las hojas de los libros que albergas en estanterías
y escondes en otros tantos lugares.
No existirán fronteras emocionales entre Francia y España.
Te dará igual donde estés, dejarás de ser.
El día que me desconozcas, yo también me desconoceré.
Una parte de mí se irá con tu olvido.
Pero intentaré agarrarte fuerte,
para que no te arrastre consigo...
domingo, 13 de mayo de 2012
Calor
A veces, sin más, un haz de nostalgia
entra por la ventana de mi habitación, capturándome,
como entran esos vientos en la noche
que hacen retorcernos en las sábanas, o como un pajarito pícaro se
adentra en nuestro salón.
Así cualquier mirada alrededor se
convierte en una escurridiza trampa a nuestros ojos, se debilitan y
empiezan a brillar incluso dejando caer alguna leve lágrima. El
pasado se vuelve maravilloso y nos retuerce las entrañas. Las
palabras tiemblan, y un silencio te susurra al oído que las cosas
han cambiado. Te entran ganas de correr escalera abajo, de saltar de
tres en tres los escalones y llegar a la deseada fecha que quedó
atrás. Volver al pasado.
Empiezas a deambular por tu memoria,
vuelves a tus quince años, o quizás a la semana pasada cuando te
encontraste con ese ser que creías olvidado.
Todo es tan bello... Hasta el color de
las paredes que ahora mismo me rodean son en mi pensamiento más
bellas.
Me hace sentir ese calor en el pecho
que sirve de combustible para viajar en el tiempo.
Pero de pronto suena un timbre; una
voz; un ruido, que nos devuelve a la realidad, al presente.
Y todo lo que nos rodea se convierte en
fría escarcha ajena a lo que bajo nuestro pecho late.
Hagamos que este helado momento sirva
en un mañana de calefactor para nuestro corazón.
miércoles, 25 de abril de 2012
Entre un otoño que me seca, y un
invierno que me congelará,
lo triste de la tristeza es que nadie
la comprenderá;
lo bello de la belleza es quien es
capaz de verla.
Lo triste de la vida es quien no sabe
vivirla.
Y lo bello de la muerte es quien
fallece sabiendo que ha vivido.
(Escrito hace mucho tiempo)
lunes, 23 de abril de 2012
A veces, inconscientemente, somos nosotros mismos quienes nos ponemos esa barrera que no nos deja mirar al futuro, porque se está muy cómodo mirando al pasado, aunque duela.
Pensamos que es mejor mirar un pasado ya trazado, que un futuro colmado por la incertidumbre.
Y nos equivocamos
(y nos herimos).
Pensamos que es mejor mirar un pasado ya trazado, que un futuro colmado por la incertidumbre.
Y nos equivocamos
(y nos herimos).
domingo, 22 de abril de 2012
viernes, 20 de abril de 2012
miércoles, 18 de abril de 2012
lunes, 9 de abril de 2012
Podría...
Podría alguien venir y decirme, “eh, estás en el paraíso”, y yo coger y, quizás, creérmelo.
Bajo un cielo artificial de piedra, sentada en una cómoda silla inclinada de madera, leyendo un no tan magnífico libro como podría ser, pero sí una buena lectura. Envuelta en fauna. Sólo un candelabro y una pequeña botella de agua me acompañan. Una sinfonía sostenida por una gota de lluvia que no cesa de pronunciarse. Un cielo que se despeja, lentamente, como se despejan las dudas. Y un Sol que brilla, aunque alguna nube no permita verlo.
Sólo me falta algún mal vicio para completar este momento de satisfacción, en el que podría alargarme toda una vida.
martes, 27 de marzo de 2012
Nada se pierde en el olvido
Es sorprendente el poder de la mente, al mismo tiempo que con mecanismos de defensa o autoengaños nos protege, de pronto, por ejemplo con un golpe, puede tornarse nuestro peor enemigo.
Es por ello que para enfrentar los problemas, los traumas, hay que hablar de ellos, enmendarlos, asimilarlos, comprenderlos y superarlos. No esconderlos, jugar al olvido, creyendo que este es el modo de librarse de ellos. Hay que cerrar bien todas las ventanas, para que el día menos pensado no entre el aire. Hay que superar los problemas, para que éstos no aparezcan un día y nos arrastren consigo.
jueves, 19 de enero de 2012
Lo de menos está de más
Hace diez años
- o diez días -,
no sé si ayer
- u hoy -,
era un verano
- o un invierno -,
no sé si era frío
- o calor - .
Recuerdo que te quería,
y aún más, tú a mí.
martes, 3 de enero de 2012
Los colores de una sombra
Casi dos años después
de aquel primer impacto piel con piel,
de sentir en mi boca tu sed,
y de mirarte con otros ojos,
salientes de mi ser.
Más de seiscientas noches después,
y sigo pensándote, desafiando el pronto paso del ayer,
aunque sea sólo un segundo,
aunque sea con rabia sorda o nostalgia,
o con desgarrador (des)amor.
Y aunque pasen mil días mas
(y un millón de días menos),
tus ojos seguirán siendo el imperativo del verbo volver,
y tus labios el camino,
y nuestros besos el modo de darle un sentido
a la verborragia sentimental que siento al cruzarte en mi campo visual.
(Y es que no hay beso mayor, ni más dulce encuentro que el de tus labios rozando los míos.
Mi mayor alimento tu humeante lengua retorciendo en mi mundo.)
de aquel primer impacto piel con piel,
de sentir en mi boca tu sed,
y de mirarte con otros ojos,
salientes de mi ser.
Más de seiscientas noches después,
y sigo pensándote, desafiando el pronto paso del ayer,
aunque sea sólo un segundo,
aunque sea con rabia sorda o nostalgia,
o con desgarrador (des)amor.
Y aunque pasen mil días mas
(y un millón de días menos),
tus ojos seguirán siendo el imperativo del verbo volver,
y tus labios el camino,
y nuestros besos el modo de darle un sentido
a la verborragia sentimental que siento al cruzarte en mi campo visual.
(Y es que no hay beso mayor, ni más dulce encuentro que el de tus labios rozando los míos.
Mi mayor alimento tu humeante lengua retorciendo en mi mundo.)
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